

A cambio Eduardo Frei, el ex presidente y candidato oficialista, se queda con un triste 29,60% que lo deja a más de 14,45% del magnate empresario y con ánimo debilitado pues no esperaba una cifra tan baja. Sin embargo, Frei pasa a la segunda vuelta con la obligación de captar votos de Arrate y, también, de MEO.
MEO, quien se autopresentó como el representante del progresismo y único líder del futuro, obtuvo una votación importante de 20,13% y se queda fuera de la segunda vuelta como se esperaba. MEO declaró que dejaba en libertad de acción a sus electores a que elijan entre "los líderes del pasado". Es claro que los electores de MEO son un bloque político amorfo que junta tanto a gente de la Concertación que no vota por Frei o que dio un voto de castigo, gente de derecha descolgada del dueño de LAN y también independientes. No existe ninguna certeza sobre donde irá el trasvasije de los votos de MEO en enero próximo, o bien si estos pasarán a engrosar las cifras de blancos y nulos, cosa que beneficiaría, por ahora, a Piñera.Lo cierto que es que ahora Piñera y Frei se lanzarán en una lucha limósnica para acaparar los votos necesarios a fin de alzarse con el poder en enero, se teñirán de progresistas y liberales.
No obstante, el escenario hoy es abiertamente favorable para que la derecha sea Gobierno por los próximos 4 años, por primera vez en más de 50 años, y la Concertación pase a ser la nueva oposición.
El candidato Frei requiere todos los votos de Arrate, el candidato de la izquierda, además del 70% de los votantes de MEO para convertirse por segunda vez en presidente. Tarea ardua para Frei, para quien la empatía no resulta tema sencillo.
Sebastián Piñera requiere un 25% de los electores de MEO, tarea ardua también para el candidato-empresario porque tendrá que tirar el tranco hacia la izquierda y el progresismo, afectando a sus conservadores aliados de la UDI. Además ha dejado flancos abiertos para ataques, como el no desprendimiento de sus empresas.
La elección de enero próximo será, por cierto, muy estrecha y estará cargada a la emoción pues habrá quienes no soportarían que un multimillonario empresario de derecha gobierne un país millonario en pobres, también quienes desean una continuidad de la Concertación o un triunfo del mal menor y otros que quieren que gane Piñera, para así tener el Monopoly completo.
Ahora sólo hay que esperar que calmen las aguas, que actúen los lobbistas políticos y florezcan alianzas de trasnoche y travestismos políticos para una nueva elección. Por ahora la derecha va ganando el partido 2-0.
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