18 de marzo de 2010

Algunos datos sobre el royalty en Chile para incentivar el sentido común

Cosas objetivas a tomar en cuenta sobre el debate del aumento del Royalty a la Minería en Chile:

- Actualmente las mineras pagan hasta el 5% de sus utilidades. Sin embargo, el pago real haciende a un 3-4%.
- Hay mineras que obtienen 100% de utilidades por sobre su capital propio.
- Las
mineras sólo pagan el royalty cuando declaran ganancias sobre 50 millones de dólares, el resto no paga o declara menores ingresos.
- Las propias mineras apoyaron el royalty el 2005, a condición de invariabilidad tributaria por 15 años.
- El Consejo Minero está de acuerdo con apoyar la reconstrucción de manera directa vía impuesto, pero sólo transitoriamente.
- Mayoría de Diputados y Senadores de la Concertación, la Alianza y otros partidos están a favor de aumentar el royalty.
- Hasta el año 2005 no existía este impuesto, el único país del mundo, junto con México, que no cobraba por extracción del cobre a privados de 109 países.
- El uso del royalty estaba destinado a financiar la innovación, ley que nunca ha sido aprobada.
- El ahorro por el cobre suma más de 11 billones de dólares en bonos soberanos en el extranjero.
- Estudios comparativos muestran que Chile tiene un royalty situado en el punto medio-bajo de la tabla de tributación internacional.
- Empresas mineras en EEUU pagan desde 15 a 35 % en royalty a la minería, en Canadá hasta el 25%.
- Frei y Piñera en sus campañas prometieron estudiar un aumento del royalty.
- Las Utilidades de los últimos 3 años de la minería equivalen a los últimos 30 años de inversión en el sector.
- Carga impositiva: Mineras 5%, Grandes Empresas 17% (ojo el promedio de los países OCDE es del 32%), Tu y yo 19%.


Al margen del terremoto, esto aparece con letras mayúsculas dentro del imperio del sentido común. Apelo a que prime la cordura y no los intereses pequeños de quienes nos están saqueando hace muchas décadas.


17 de marzo de 2010

Matthei y su fórmula de reconstrucción

La senadora UDI Evelin Matthei ha señalado a La Segunda, que no existe forma de asumir los costos del terremoto vía Fisco. Aún así la senadora propone no meterse con las mineras pues "Chile perdería su fama", así como lo ven.

Sin lugar a dudas éstas representan unas de las expresiones más lamentables que hemos podido escuchar en estos días. Aun cuando las mineras en Chile pagan poco y nada de impuestos, además parecen intocables aun frente a evidentes problemas financieros del Estado para financiar la reconstrucción.

A su vez, la senadora estaría abierta a estudiar un aumento de los impuestos a las grandes empresas del país, cosa que, de por cierto, es de sentido común. Habrá que calcular entonces en cuánto habría que subirle los impuestos a las empresas para equiparar lo que podría entregarle el cobre al Estado. Es un ejercicio de antemano ridículo y estéril para las necesidades del país.

Las empresas mineras no fueron afectadas por el terremoto y siguen obteniendo utilidades que son una burla en cara a su carga impositiva. Cualquier administración con sentido de urgencia, como se autodenomina la de Piñera, tiene que echar manos donde están los recursos HOY y en Chile todos sabemos que la gran riqueza del país es el cobre, que prácticamente se lo están saqueando aquellos de cuello y corbata.

*Foto: The Clinic

14 de marzo de 2010

Teoría de Tarzán

Perodísta Iván Núñez, luego de esto vetado por Piñera, le explica la teoría de Tarzán: no soltar una liana antes de agarrar la otra.

Piñera le mintió a todos los chilenos.

Pueden leer esta interesante columna de El mostrador http://bit.ly/bklLqs

7 de marzo de 2010

Reflexiones sobre el terremoto y su efecto posterior esperado


El terremoto del 27 de febrero pasado ha desnudado al país y lo ha mostrado en la más cruda realidad, desvistiéndolo de sus luces, maquillaje y exitismo. Después del terremoto vino el tsunami, luego la incertidumbre y posteriormente la 'oleada' de personas en búsqueda para conseguir alimentos y otros, el lumpen, derechamente a robar lo que la oportunidad les brindaba, cual rapiñas.

Por otro lado, me queda realmente una impresión en la retina de una amplia gama de juicios e imágenes que tenemos los chilenos de nosotros mismos que están, al parecer, en profundo contrasentido de lo que vimos estos días.

¿Es que los chilenos no somos los que creemos ser? ¿Es que realmente somos lo que nos hemos (han) pintado?

Y es que con el terremoto no sólo perdimos vidas, pueblos y partes de nuestras ciudades, sino que también se vino abajo parte del lo que habíamos (habían) construido como un paradigma en Chile. Por ejemplo, carreteras a menos de 2 años de su inauguración están en el piso, edificios menores de 15 años (para alargar el radio) con severos daños estructurales en condiciones de inhabitabilidad, una ONEMI que no respondió -como jurábamos piedra en pecho- y que pensábamos nos informaría y asistiría en caso de emergencia, autoridades soberbias, sobrepasadas y poco ágiles, militares dubitativos, etc., etc. Cúmulo de hechos que nos mostraron un país en caos, de aquel que no estábamos acostumbrados a ver, en el que todo resultó mal y en el que las rapiñas políticas y ciertos medios de comunicación, por instantes, vieron sólo beneficios.

Lo cierto es que, como dijo la Presidenta Bachelet, después de la guerra somos todos generales y cada uno defenderá su teoría del manejo de la situación, aun cuando todos sabíamos que un evento así iba a pasar más temprano que tarde. Por lo tanto, y, pese a ser un mega terremoto (M8.8 Richter) con epicentro en las costas de Constitución, los efectos realmente han sido milagrosamente bajos en cuanto a lo más importante, que es la cantidad de víctimas fatales. La naturaleza nos envió una señal potente, pero no nos castigó como al pueblo de Aceh, en Indonesia en 2004, ni como el pueblo haitiano a inicios de este año. Fue bastante benévola y debemos tomar esto como también como un remezón poderoso y claro a la conciencia sobre lo obrado y construido, ya sea como estructuras físicas y mentales para no engañarnos a nosotros mismos construyendo de manera falsa el país que queremos todos.

Por último, la teletón que se realizará para ayuda de los miles de damnificados que dejó esta embate natural me parece una buena idea de emergencia y rapidez. Sin embargo, el país no puede vivir de teletón en teletón buscando recursos para situaciones tan básicas como construcción de mediaguas o, en su momento, la ayuda legítima a las personas con discapacidad. El país tiene los recursos económicos suficientes para solventar estos gastos y el Gobierno debe ir a buscarlos donde se guardan o producen. No es posible que las empresas con su 'gran generosidad' lucren con la tragedia de un país.